martes, 14 de junio de 2011

Tout va très bien




Por lo demás, hay que ser imbécil, hay que ser poeta, hay que estar en la luna de Valencia para perder más de cinco minutos con esas nostalgias perfectamente liquidables a corto plazo. Cada reunión de gerentes internacionales, de hombres-de-ciencia, cada nuevo satélite artificial, hormona o reactor atómico aplastan un poco más esas falaces esperanzas. El reino será de material plástico, es un hecho. Y no que el mundo haya de cnvertirse en una pesadilla orwelliana o huxleyana, será mucho peor, será un mundo delicioso, a la medida de sus habitantes, sin ningún mosquito, sin ningún analfabeto, con gallinas de enorme tamaño y probablemente dieciocho patas, exquisitas todas ellas, con cuartos de baño telecomandados, agua de distintos colores según el día de la semana, con televisión en cada cuarto, por ejemplo grandes paisajes tropicales para los habitantes de Reijavik, vistas de igloos para los de La Habana, compensaciones sutiles que conformarán todas las rebeldías, etcétera.
Es decir, un mundo satisfactorio para gentes razonables.


...mar de lenguas lamiendo el culo del mundo.

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